Itinerario del Camino Inca
El Camino Inca es una de las rutas de senderismo más excepcionales, especialmente para los amantes de la naturaleza y la aventura. A lo largo de esta travesía, la historia…
Desde que Hiram Bingham redescubrió la ciudad sagrada de los Incas, Machu Picchu, su popularidad a nivel mundial ha crecido significativamente. Su inclusión en el Patrimonio de la Humanidad en 1983 y su designación como una de las siete maravillas del mundo moderno en 2007 han contribuido al aumento del turismo hacia este Santuario Histórico. Esto ha generado un ambiente propicio para recibir a un gran número de visitantes. En este contexto, es importante explorar la historia verdadera de Machu Picchu tanto antes como después de su redescubrimiento.
El cronista Pedro Cieza de León (1548), describe un sitio como Patallaqta, como un lugar donde encontró un pueblo con templos abandonados y saqueados. Destaca que entre estos lugares estaba un santuario religioso construido por el inca Pachakúteq, en el siglo XV, ubicado entre las montañas de Machu Picchu y Huayna Picchu, cerca del río Urubamba. El complejo urbano estaba organizado alrededor de una plaza central que dividía dos sectores: urin (residencial) y hanan (sagrado), de igual manera incluía jardines, terrazas agrícolas, recintos, altares al aire libre, un observatorio astronómico y un sistema de agua con fuentes, y, por último, albergaba entre 300 y 1000 habitantes. Este sitio hoy se conoce como la “Llaqta” de Machu Picchu.
Desde el siglo XVIII, varios exploradores tenían como una de sus propósitos encontrar la ciudad de las riquezas incaicas, sin embargo, para esta etapa la información para encontrar el santuario histórico era muy escaso.
Ya durante el siglo XIX, diferentes expertos dieron a conocer mediante mapas la ubicación de Machu Picchu. Entre los personajes, Antonio Raimondi trazó un mapa señalando que había estado en Machu Picchu en 1865. De igual modo, Charles Wiener trató de alcanzar Machu Picchu en 1880 y en un mapa ubicó los topónimos Matchopicchu y Huaynapicchu.
A inicios del siglo XX, los andenes de Machu Picchu, fueron arrendados por Agustín Lizárraga, quien dejó su nombre inscrito en uno de los muros del Templo de las Tres Ventanas con la fecha 14 de julio de 1902.
Antes de la llegada de H. Bingham, la ciudadela de Machu Picchu ya había sido “huaqueada” en distintos puntos a gran escala. A pesar de que varios personajes ya tenían conocimiento de este espacio, la motivación científica no estaba presente en ellos. Con la llegada de H. Bingham, aparte de ser el pionero en investigar el testimonio prehispánico que se había conservado debajo de una vasta vegetación, cambiará totalmente el panorama de este espacio para todo el mundo.
Nació el 19 de noviembre de 1875 en Honolulu (Hawái), hijo de una familia de misioneros protestantes. Después de graduarse como doctor en la Universidad de Harvard, trabajó como profesor de historia en esta casa de estudios, así como en la Universidad de Princeton.
En 1908, participó en un congreso científico celebrado en Santiago de Chile. Posteriormente se trasladó a Perú, con intenciones de explorar con fines científicos los sitios que aún no eran conocidos por la comunidad global.
En 1911, liderando un equipo multidisciplinario, el explorador norteamericano llegó a la llaqta de Machu Picchu, siendo quien difunde de manera general la ubicación del santuario histórico para toda la comunidad global.
En las décadas posteriores, tuvo ejercicio sobre puestos políticos, siendo Gobernador de Connecticut. El 6 de junio de 1956 falleció en Washington.
Hiram Bingham, llegó al Perú en 1911 en busca de la legendaria ciudad de Vilcabamba (Vilcapampa), levantada por Manco Inca. Antes de dirigirse a Vilcabamba, recibió noticias sobre Machu Picchu. Estas noticias indicaban que estaba cerca de Mandorbamba, un lugar por donde necesariamente iba a pasar, es por ello que decidió visitar el sitio. Llegado a Mandorbamba, contactó a Melchor Arteaga, quien corroboró la magnitud de las ruinas. Fascinado, Bingham le pidió que lo guiara.
El 24 de julio de 1911, Hiram Bingham encontró junto a su equipo de expedición, una ciudadela cubierta de vegetación, Machu Picchu. Este fue el redescubrimiento del siglo, marcando un hito en la historia para esta parte del mundo.
H. Bingham regresó a Estados Unidos para organizar otra expedición con la misma perspectiva multidisciplinaria. Pero esta vez contó con los auspicios de la Universidad de Yale y de la National Geographic Society de Washington. A su regreso, junto a su equipo permanecieron un año en Machu Picchu, excavando restos arqueológicos y tumbas, recogiendo piezas de cerámica, bronce y plata, y ya dos años después de su redescubrimiento se dio la primera publicación de los trabajos de investigación en Machu Picchu.
En 1915, Bingham obtuvo permiso para llevarse 45,000 piezas a la Universidad de Yale, con la intención de estudiarlas y luego devolverlas, aunque muchas nunca regresaron. Este episodio generó controversia y procesos legales para la repatriación de artefactos. A pesar de ello, Bingham fue reconocido internacionalmente como el descubridor de Machu Picchu, aunque se reconoce la presencia previa de campesinos locales y buscadores de tesoros.
En las siguientes décadas se realizaron trabajos de acceso en la topografía del terreno, esto para facilitar el crecimiento del turismo, dejando de lado al interés científico. No obstante, desde la década de 1970, diversas expediciones e investigaciones científicas por parte de generaciones de profesionales, especialmente de arqueólogos, antropólogos e historiadores, continuaron los trabajos de interés científico.
Hechos como, la incorporación de Machu Picchu a la Lista de Patrimonio de la Humanidad en 1983 por parte de la UNESCO, la declaración como una de las 7 maravillas modernas del mundo en 2007, el establecimiento de un Plan Maestro para el desarrollo sostenible y conservación de Machu Picchu en 2005 y su posterior actualización en 2015, favorecen la conservación y difusión de su significado como legado cultural y natural.
La visita de Bingham a Machu Picchu fue un acontecimiento que cambió por completo la realidad que se vivía hasta aquel entonces en esta región del planeta. El tesoro de la arquitectura incaica era hasta entonces desconocido por la humanidad, aunque ciertamente no era desconocido por los campesinos de los alrededores y por ocasionales exploradores, tal como dejó constancia el propio Bingham en sus obras. Después de todo, fue un hecho que dio inicio a una nueva realidad.
Debido a su impresionante integración con el paisaje y su significancia cultural y natural, actualmente, es emblema y orgullo de la identidad nacional. Además, gran parte de la comunidad científica tanto nacional como internacional, mediante equipos multidisciplinarias ejercen trabajos para recuperar información y conservar el santuario histórico. El monumento seguirá generando admiración mundial, siempre y cuando se sepa conservar apropiadamente.
Page, C. A. (2013). Machu Picchu, el polémico hallazgo y los sistemáticos saqueos de la ciudad sagrada.
Doig, F. K. (2014). Machu Picchu: Portento de la arquitectura inca. LEX-REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS, 12(13), 319-332.
DEL SANTUARIO HISTÓRICO, D. M. PLAN MAESTRO DEL SANTUARIO HISTÓRICO DE MACHUPICCHU 2015-2019.
